La personalización es la clave de la innovación
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¿Qué es el “Flipped Classroom”?

El Flipped Classroom es un modelo pedagógico en el que se transfieren determinadas actividades, tareas que el profesor y los alumnos hacen habitualmente en el aula para que sean hechas en casa, es decir, lo que hacemos es que algunas de las herramientas y técnicas que se utilizan en la clase, se puedan utilizar en casa para poder optimizar al máximo la eficiencia del tiempo en el aula. Trabajar de modo colaborativo, identificar carencias que tengan los alumnos antes de llegar a clase y así el tiempo de clase en la universidad o en la escuela sea lo más óptimo posible.

¿Cuándo comenzaste a utilizar el “Flipped Learning”?

Es un enfoque que ya había estudiado, pero empecé a aplicarlo en el aula aproximadamente hace 6 años con alumnos del grado de Educación y del Master de Secundaria y la verdad es que vi desde el primer momento que funcionaba y poco a poco fui incorporando cada vez más cosas. Ahora diré que este año, en 2017, es cuando he conseguido la visión que yo tenía al principio.

¿Cómo consigues que los profesores se involucren en el proyecto?

El caso de mi universidad, van haciéndolo poco a poco. En el caso de la Universidad Francisco de Vitoria espero que sean muchos los profesores que se involucren de manera institucionalizada. Esto no está exento de dificultades, de esfuerzo, de exigencia… y por eso es un proyecto de transformación; esto no es formación, ni es una innovación puntual: va a requerir que los profesores tomen conciencia de la importancia que tiene dedicarse a ello, formarse, compartir, etc.

¿Qué estrategias y métodos se necesitan para usarlo?

Habría 3 componentes. La primera es la transformación metodológica. Si estamos diciendo que el alumno va a llegar a clase de una manera diferente a la que está acostumbrado, tendremos que ver qué cosas, a nivel de metodología, podemos introducir para aprovechar ese tiempo. Por tanto, la competencia metodológica es fundamental. En segundo lugar, y muy en la línea, sería la competencia tecnológica; es decir, podemos utilizar muchas tecnologías, herramientas, plataformas… que nos permiten tener datos, interactuar con los alumnos, colaborar con ellos, que ellos colaboren entre ellos… y por tanto es muy importante siempre alinearla con la metodología, nunca separarla. Y la tercera sería la colaboración entre profesores; hay que visitar a profesores en oras de clases, ver cómo trabajan con las herramientas…

¿Es importante seleccionar herramientas según el alumnado?

Sin duda, pero siempre esa selección debe estar ambientada al cambio metodológico, es decir, la creencia tiene que ser que la evaluación diagnóstica es muy buena y eso ya es una creencia metodológica. ¿Y qué herramienta es la mejor para hacer esto? Para un profesor puede ser una y otro profesor puede elegir otra. Lo que importa es: ¿ha cambiado la evaluación? ¿Hago evaluaciones más eficientes y eso me sirve para cambiar lo que hago en el aula? Esa es la clave.

¿Estamos preparados en esta universidad?

Pues no del todo, no del todo a nivel técnico; hay una disposición muy buena, cosa que yo no he visto en ninguna universidad: una disposición clara por cambiar, por transformar, y eso es fundamental. Ahora, también es cierto que ya hemos hecho unas pequeñas evaluaciones sobre el nivel de la competencia y evidentemente en esta universidad, como en el resto, existe un esquema tradicional que poco a poco hay que ir modificando.

¿El “Flipped Learning” puede convivir con otras metodologías?

Debe. Porque claro, no es una cosa diferente de lo que se hace muchas veces en el aula, es decir, por ejemplo, no estoy en contra de una clase magistral, pero una clase magistral que haya obtenido datos de los alumnos para saber qué saben de esa clase magistral, va a cambiar lo que el docente, o en este caso, el profesor vaya a decir dentro del aula. Es decir, variará en función del conocimiento que hay. Entonces el Flipped Classroom sirve para dar una clase magistral más eficiente. Si yo intento hacer grupos cooperativos entre los alumnos para que trabajen en proyectos, si tengo datos de los alumnos, podré hacer que esos proyectos sean más eficientes porque conozco sus carencias y cómo ponerles remedio. Por tanto, no es que no deban convivir, es que es inevitable que coexistan.

¿Cómo puede afectar este cambio?

Es que debe afectar, porque si no, no hemos hecho nada. Si no conseguimos que al final cada alumno en esta universidad sienta que el aprendizaje es más personal, no habremos conseguido nada. Es decir, estas metodologías y estos modelos pedagógicos lo que consiguen es que el aprendizaje sea más activo, y por lo tanto más personalizable. Y eso habrá que evidenciarlo a nivel de resultados. Por lo tanto, la personalización es la clave de la transformación en la innovación; con las dificultades que tiene, el ámbito universitario, la educación superior, grupos numerosos de alumnos… pero es hacia ahí donde tenemos que ir.

¿Qué nos aconsejas para seguir este método en la universidad?

Pues mucho sentido común (se ríe) que es la clave del éxito, es decir, ¿qué hago yo para que el aprendizaje de mis alumnos, de mis futuros economistas, maestros… sea más eficiente? ¿Con lo que yo hago en clase, esta persona se va a incorporar a una sociedad y va a ser el mejor economista, el mejor maestro o el mejor abogado? ¿Sí? Adelante. ¿No? ¿Qué tengo que hacer ahora para conseguirlo? Sentido común.

¿Tiene que ver con las comunidades docentes de aprendizaje?

Completamente, antes lo he anunciado. Si no hacemos esto, de una manera colaborativa entre los profesores ¿cómo vamos a hacer que esto luego se transforme con los alumnos? Apliquemos el modelo a los profesores para que luego lo podamos transmitir a los alumnos de esa manera. Por lo tanto, es absolutamente necesario que se desarrolle esto a través de comunidades de aprendizaje docentes.

¿Cómo se está trabajando en este sentido en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Empresariales?

Ya se han creado las comunidades y ahora estamos en la fase de diseño, en la que cada comunidad va a empezar a definir cómo van a ser esos proyectos, la implementación en el aula, cómo va a trabajar, con qué herramientas, cómo los profesores van a aprender de otros profesores… Y cómo cada comunidad puede transferir el conocimiento que va a adquirir a otras comunidades de aprendizaje, para que realmente sea transformador en esta facultad y todo este modelo de transformación lo lleve a otras facultades. Yo creo que esa sería la clave.

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